lunes, 8 de noviembre de 2010

Jugando a ser dioses.

Intentamos dominar todo lo que hay a nuestro alrededor. Intentamos controlarlo todo. Intentamos tomar la justicia por nuestra mano. Somos tan soberbios que incluso nos tomamos la libertad de juzgar. Juzgar lo que está bien, lo que está mal; juzgar a las personas, a los actos; juzgar si algo que nos pasa en nuestra vida es positivo o negativo. Nos damos aires de grandeza, todos alguna vez hemos dicho algo como: "esta persona no merece ni estar en mi vida", pero la pregunta es otra, ¿mereces tú estar en la suya?. La prepotencia humana es inigualable, inventamos sistemas donde una persona es capaz de castigar a otra, donde un solo individuo se hace cargo de un país, donde muchas decisiones son tomadas a la ligera. Este mundo merece ser un lugar mejor, pero para eso hay que asumir algo, y ese algo es que hay cosas que quedan copletamente fuera del alcance humano. Cosas que no podemos controlar, nuestro camino podemos hacernoslo en la medida de lo posible, pero siempre habrá un factor sorpresa. Llamémoslo ser superior o dios, llamémoslo azar, llamémoslo destino o llamémoslo x.

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