domingo, 14 de noviembre de 2010

Dame una pista que si no resbalo.

¿Izquierda o derecha?, ¿hacia alante o hacia atrás?. No sé como seguir. Mis pies no pueden moverse. Estoy bloqueada. Hay demasiados caminos, demasiadas desviaciones. Me pierdo y solo echo a andar. Mi paso se va acelerando. Acabo corriendo. Agobio. Mareo. ¿Qué es esta extraña sensación?, ¿acaso estoy perdida?. Sigo corriendo, y salgo de todos esos caminos de tierra en medio del bosque. Solo se oye el silencio, el ruido del bosque ha cesado.
Y entonces es cuando lo entiendo todo, no es que ahora esté perdida. Llevaba demasiado tiempo perdida y por fin me he encontrado. Por fin he salido de todos esos caminos que parecían muy bonitos pero que no llevaban a nada y he alcanzado mi meta, una explanada amplia, silenciosa, y dispuesta a ser explorada y a ser moldeada a mi voluntad.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Jugando a ser dioses.

Intentamos dominar todo lo que hay a nuestro alrededor. Intentamos controlarlo todo. Intentamos tomar la justicia por nuestra mano. Somos tan soberbios que incluso nos tomamos la libertad de juzgar. Juzgar lo que está bien, lo que está mal; juzgar a las personas, a los actos; juzgar si algo que nos pasa en nuestra vida es positivo o negativo. Nos damos aires de grandeza, todos alguna vez hemos dicho algo como: "esta persona no merece ni estar en mi vida", pero la pregunta es otra, ¿mereces tú estar en la suya?. La prepotencia humana es inigualable, inventamos sistemas donde una persona es capaz de castigar a otra, donde un solo individuo se hace cargo de un país, donde muchas decisiones son tomadas a la ligera. Este mundo merece ser un lugar mejor, pero para eso hay que asumir algo, y ese algo es que hay cosas que quedan copletamente fuera del alcance humano. Cosas que no podemos controlar, nuestro camino podemos hacernoslo en la medida de lo posible, pero siempre habrá un factor sorpresa. Llamémoslo ser superior o dios, llamémoslo azar, llamémoslo destino o llamémoslo x.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Para todo el que le guste viajar...

Copenhague-Vetusta Morla
El corría, nunca le enseñaron a andar, se fue tras luces pálidas.
Ella huía de espejismos y horas de más.
Aeropuertos. Unos vienen, otros se van, igual que Alicia sin ciudad.
El valor para marcharse, el miedo a llegar.

La vida cambia, da muchas vueltas. Es un largo viaje, por donde aterrizarás en miles, millones de aeropuertos. En algunos llegarás para simplemente ver un rato esa ciudad, ver la cultura, aprender algo de ese sitio... Otros sirven solo para hacer transbordo, para llegar realmente a un aeropuerto que sea tu destino final. Aquellos en los que te quedes durante un tiempo serán los que más conozcas, los que hagan que tu vida cambie, que nunca olvides ese pequeño y especial aeropuerto. Yo pienso que de estos aeropuertos va a haber muchos en tu vida, no uno solo como suele decir la gente. Tu vida es un constante viaje, a través de miles de aeropuertos. Nunca dejas de viajar, puedes incluso subirte un avión a los ochenta años y volverte a bajar viendo que esa ciudad a la que has llegado no es justamente la que buscabas. Yo voy a estar viajando y cogiendo aviones hasta el último de mis días: para aprender, para cambiar, para reirme, para llorar, para darme cuenta de que los errores se arreglan, de que por mucho que no te haya gustado una ciudad está dentro de la lista de ciudades que has visitado, de que todos los nuevos sitios que pises te van a formar como persona, y te van a ir haciendo poco a poco especial...
Y tú, ¿quieres coger un avión?

lunes, 1 de noviembre de 2010

Cuéntame al oído.





Suelen decir que la vida no es un camino de rosas, puede que tengan razón. Ha habido filósofos que incluso han llegado a la conclusión de que el amor es una trampa que se tiende al hombre para perpetuar la especie. Yo, desde luego, no coincido con ninguna de las dos afirmaciones.
El amor es algo necesario, que te hace sonreir, al mismo tiempo que también te trae sufrimientos. Hay muchos tipos de amor: tanto de familia, como amistoso, aunque todos sabemos que el único capaz de mover montañas es otro tipo de amor. Hoy en día, las parejas se separan, se divorcian; ves a hombres enchaquetados y a mujeres llenas de joyas pelearse en restaurantes caros, una vez incluso vi a una pareja tirándose cacharros por la ventana a lo película americana. Es cierto que todo eso sucede, es cierto que hay veces que cuando todo acaba mal y cuando una relación de años se derrumba, surgen los problemas. Pero, para variar, no estoy de acuerdo con esto, cuando el amor acaba solo queda el cariño y los recuerdos felices, y vas por la calle y sonríes recordando momentos en esa calle que ahora estas observando como un idiota, quizás donde teníais vuestro hogar. O esas veces que pasas por una tienda de animales y recuerdas cuando comprasteis a vuestro perro. Hay miles de detalles... ¿Por qué ponerse triste? ¿Por qué la gente no es capaz de ver todo esto como algo normal que ha pasado y que se ha acabado? ¿Por qué empeñarse siempre en darle vueltas a todo si el ser humano es taaan simple? Puede que la vida no sea un camino de rosas, pero es un camino, y el camino te lo haces tú, y puedes ponerle rosas, margaritas, amapolas o lo que te dé la real gana. Porque para eso es TÚ camino.