sábado, 8 de enero de 2011

Para mí es como un rompecabezas lo que para tí es de cajón.

Si te paras y miras a tu alrededor es probable que llegues a muchas conclusiones, es por eso que vivimos la vida corriendo, sin pararnos, con un plan tras otro, sin observar y analizar los comportamientos que nos rodean.
Y no puedo hacer otra cosa que intentar echarle la culpa a algo o alguien. Definitivamente la culpa es nuestra, aunque no queramos verlo como tantas obviedades, y me explico:
-¿Las películas? Con final feliz porfavor, y a ser posible de amor, cuanto más irreales mejores, que de esta forma conseguimos olvidarnos de que la vida no es así de bonita.
-¿Los libros? Sería una tontería leer cosas importantes, libros realmente sustanciosos escritos por eminencias, es mucho más fácil que toda la masa se lea los best sellers, que al fin y al cabo hablan de los mismos temas que a todos nos vuelven locos: un poquito de acción, intriga, amor (como no) y final feliz que te haga echar la lagrimita. Así nos olvidamos de que nuestra vida no es tan entretenida como nos gustaría que fuese.
-¿Los anuncios? Chicos altos, guapos, impresionantes; chicas delgadas, con unas poquitas curvas, largas melenas y ojazos. Nos pasaremos el resto de la vida diciendo: "si, si, tu novio le da un aire a aquel chico tan guapo que salía en el anuncio ese de...", cuando en verdad no somos capaces de querer a una persona por su físico, sino por el parecido y la idealización hacia una persona que ni siquiera existe. No hay personas perfectas, por mucho que queramos evitar llegar a esta conclusión.
Y así una larga infinidad de cosas... ¿No es ya hora de abrir los ojos?. La vida no es bonita, es complicada; el amor no es fácil, está lleno de engaños, de complicaciones y de imposibles; las personas no son perfectas, y querer solo es querer a los defectos.
El ejemplo perfecto para realmente asimilar todo esto es sentarte en un autobús y ver pasar a la gente. Hay de todo: amas de casa regañando a sus niños como unas locas, ejecutivos que no se despegan de las blackberrys y no paran de mirar el reloj, chicos adolescentes que no paran de mirar curiosamente a chicas que llevan ocho kilos de maquillaje y rayas en el ojo que llegan casi hasta las orejas, personas mayores con los ojos cansados de la vida que dejan poco a poco atrás...
Y esa es la vida, un sin fin de engaños que no estoy dispuesta a que me lleven por delan
te, porque para dejarse llevar ya está la masa, y no es pesimismo, es de un realismo que asusta... ;)

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