Días de esos que son azules, negros,
de un azul oscuro casi negro. Días que tienes que hacer cosas:
trabajar, estudiar, ordenar, organizar una vida... Y solo te apetece
pensar o escribir. No significa que sean deprimentes, para nada, más
bien inspiradores para las cosas que verdaderamente importan; que son algo más que los libros o el dinero.
Yo en esos días prefiero dejar de lado
las complicaciones, hacer algo para hacerlo mal es lo mismo que no
hacerlo. En ese momento decides pensar, y mirar mínimamente atrás,
aunque dé miedo.. ¿Cuánto llevabas sin pararte a pensar?, ¿cuánto
tiempo ha pasado desde la última vez que te has replanteado todo lo
que creías?.
Tal vez preguntas tan profundas sean
demasiado complicadas... De acuerdo, mira tu lista de canciones
favoritas, mira la canción que colgaste hace un año, y todas las
que le han seguido hasta ahora... Eso te evocará millones de
recuerdos, de lo que pensabas por aquel entonces, por qué sufrías,
qué libro te estabas leyendo o qué película te había marcado
recientemente.
Pero sólo son eso, recuerdos. Y es que
el mundo sería un lugar mejor si la gente dejara de mirar hacia
atrás. Un recuerdo nunca será una realidad; la mente distorsiona, y
seguramente ni siquiera ocurrió tal y como tú piensas. Los
recuerdos son inútiles, amargan a las personas y no les dejan vivir
su presente.
El presente es lo que nos queda, es lo
que pasa, aquí y ahora. El futuro lo desconocemos; el pasado es
irreversible. ¿Por qué entonces cuesta tanto vivir el momento?,
quizá la especie humana no sea tan inteligente como cree...
Incapaces de aceptar lo único que es seguro e inequívoco: EL AHORA.
"Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo", proverbio árabe
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