Copenhague-Vetusta Morla
El corría, nunca le enseñaron a andar, se fue tras luces pálidas.
Ella huía de espejismos y horas de más.
Aeropuertos. Unos vienen, otros se van, igual que Alicia sin ciudad.
El valor para marcharse, el miedo a llegar.
La vida cambia, da muchas vueltas. Es un largo viaje, por donde aterrizarás en miles, millones de aeropuertos. En algunos llegarás para simplemente ver un rato esa ciudad, ver la cultura, aprender algo de ese sitio... Otros sirven solo para hacer transbordo, para llegar realmente a un aeropuerto que sea tu destino final. Aquellos en los que te quedes durante un tiempo serán los que más conozcas, los que hagan que tu vida cambie, que nunca olvides ese pequeño y especial aeropuerto. Yo pienso que de estos aeropuertos va a haber muchos en tu vida, no uno solo como suele decir la gente. Tu vida es un constante viaje, a través de miles de aeropuertos. Nunca dejas de viajar, puedes incluso subirte un avión a los ochenta años y volverte a bajar viendo que esa ciudad a la que has llegado no es justamente la que buscabas. Yo voy a estar viajando y cogiendo aviones hasta el último de mis días: para aprender, para cambiar, para reirme, para llorar, para darme cuenta de que los errores se arreglan, de que por mucho que no te haya gustado una ciudad está dentro de la lista de ciudades que has visitado, de que todos los nuevos sitios que pises te van a formar como persona, y te van a ir haciendo poco a poco especial...
Y tú, ¿quieres coger un avión?
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